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Existen cosas que simplemente no tienen explicación. Actitudes locas que dejan el amargo sabor del remordimiento. Tú intentas entender el porqué, pero no encuentras respuestas. El martillo de la culpa te crucifica en la cruz de tu propia conciencia.
Condenado a varios años de prisión, Evaldo fue deshilachándose como un trapo viejo y siendo consumido por el dolor. Él amaba a Lucía. La había conocido en la estación del tren, en el carnaval de 1990. En esa época, él era un jugador de 35 años, en el final de su carrera. Ella, 15 años más joven, era la bella bailarina de una escuela de samba. Se amaron con intensidad desde el principio y juntos fueron construyen­do sus sueños. Vivían en un dúplex amarillo y tenían un par de hijos que les alegraban la vida. Pero, todo eso era cosa del pasado. Evaldo cumplía la pena y Lucía, que había sobrevivido al atentado, no quería saber nada respecto de su ex marido.
–Por mí, que se pudra en la cárcel –les decía a sus amigas.
Pero, por la noche, acostada sola luego de mirar a sus hijos dormir, lloraba en silencio, sin saber la razón. En la fábrica de ropa en la que trabajaba como costurera, un día, a la hora del almuerzo, una compa­ñera de labores se aproximó y le dijo:
–Yo creo que tú no eres feliz.
–¿Feliz? ¿Cómo así… feliz?
–Feliz. Tú ¿eres feliz?
–Yo qué sé. ¿Alguien es feliz en esta vida?
–Mucha gente. Pero, para eso, necesitas conocer cuál es el plan de Dios para ti.
–¿Qué plan? ¿De qué estás hablando?
–Nadie vino a este mundo para sufrir. Dios tiene un plan maravilloso para cada persona, y la felicidad consiste en descubrirlo.
–¿Eres cristiana?
–Sí, lo soy.
–Mira, yo no tengo religión ni el más mínimo interés en esas cosas. Disculpa, pero es mejor que paremos ahora.
–No estoy hablando de religión. Estoy hablando de la vida, de tu vida. Tú ¿eres feliz de esa manera?
Así, comenzó todo. Conversaron un poco hoy, un poco otro día. Un día terminó y llegó otro. Transcurrieron semanas y meses, y la amistad de ambas se fue estrechando. Pero Roberta, la nueva amiga, no volvió a hablar de asuntos espirituales.

 ( Esta historia continuará.... )

                        Tomada de:  La Única Esperanza de Alejandro Bullon.

JOHN CARLOS SOTIL LUJAN 

DIRECTOR DEL WEB BLOG - REFLEXIONES PARA VIVIR

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